En lo que se refiere al motivo que impulsó a Elies a correr de manera inusitada, cerraremos este informe provisional con el testimonio del recadero de Lérida, a quien un Elies sofocado y exhausto, explicó, a la puerta del café de Silveri, junto al autocar en marcha y apunto de arrancar: «Hombre, gracias a Dios que te encuentro; pensé que no llegaba a tiempo. He tenido que correr como un loco. Si el médico hubiese acudido cuando fuimos a llamarlo, en el momento en que la Joana se puso peor, yo me habría ahorrado la carrera; hubiese venido tranquilamente; pero el tío se ha presentado no hace ni media hora para decirnos que no hay nada que hacer, que la pobrecita no pasará de este mediodía. Entonces, en medio de la pena que ya te puedes figurar, me acordé de las medicinas que anoche te dije que trajeras hoy de Lérida porque el boticario del pueblo no las tenía, y me he dicho: Elies, si te das buena prisa, aún podrás decirle al recadero que no las traiga; que ahora este asunto ya está definitivamente liquidado».
Informe provisional sobre la carrera de Elies, en El Café de la Rana, 39-40
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