Fue un viaje tranquilo. De vuelta, hasta Miravet, los hombres tuvieron que sirgar, remontando el río a pie por la ribera. A partir de allí, donde tenían que hacer noche, que el viejo no pasó en la nave, lo cual provocó comentarios maliciosos entre la tripulación, un bochorno fuerte y sostenido les permitió subir a vela.
Camino de sirga, 44-45
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