—¡La guardia civil!
La fuerza, llegada por la tarde en laúdes requisados en Fayón, salió de una calle lateral y cargó contra los huelguistas. Sonaron golpes y gemidos.
La criada, muerta de miedo, se deslizó hacia la panadería de la Cuesta del Horno y se pegó a los haces de romero amontonados junto a la puerta.
—¡Hijos de puta!
—¡Adelante!
—¡Cabrones!
—¡Vayamos por el callejón del Sol!
Camino de sirga, 115
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