Desembarcó en Tortosa, se hizo una fotografía con un antiguo compañero y comenzó de nuevo a remontar el Ebro. Todos los patrones le conocían y hallaba acogida en las naves. En Benissanet, habló pestes del rey con un antiguo sirgador, ciego desde hacía muchos años y autor de romances de amor; en Xerta, visitó a un cuñado […]; en García, preguntó por una maestra de escuela con la que había tenido relaciones […]; en Flix, comenzó a sentir mareos y se perdió por las calles sin darse cuenta de la efervescencia electoral que las llenaba.
Camino de sirga, 130
© 2009-2021 Espais literaris de Jesús Moncada · Disseny de Quadratí